Sunday, September 13, 2009

Mi lugar en la Iglesia

Hoy, mientras estaba sentado en Escuela Dominical escuche una vez mas la historia del buen samaritano, pero esta vez fue diferente. Por algun motivo esta historia tomo un nuevo significado para mi, y en sorpresa contemple al buen samaritano. Aquel que entre los pueblos del medio oriente era el mas repudiado, fue en busca del desgarrado, del olvidado, del malherido. El levita y el judio, ambos conocedores de la ley, versados en la tradicion y sin duda de buena reputacion, pasaron de largo, estaban demasiado ocupados para darse vuelta... Me pregunte entonces cuantas veces he actuado como el levita o como el judio; demasiado ocupado con mis asuntos personales o con las aspectos administrativos de la iglesia, que no me fijo en aquellos que perecen en el camino. Una vez mas llegue a la realizacion de lo diferentes que somos, el buen samaritano y yo. Pero fue entonces tambien cuando descubri que somos parecidos. Muchas veces en mi vida atribulado con mis propias cargas y debilidades he deseado ayudar, he deseado servir, y no que mis servicios o talentos extraordinariamente excepcionales, por el contrario, muchas veces he sentido que no soy lo suficientemente bueno, que no soy lo suficientemente eficaz, que no soy lo que debo ser, que como que no encajo, y he luchado contra estos sentimientos de autocompasion durante mi vida, pero lo que si se es que aunque debil, aunque por dentro de mi ser a veces me sienta desgarrado, sigo luchando, sigo empujando mi propio carro de mano. Hoy siento que deseo ser un poco mas como el buen samaritano, siento que no quiero llamamientos visibles en la iglesia, ni la fama ni la popularidad, solamente deseo servir con un amor perfecto, ser el amigo para aquel que no tiene ninguno, ser el medio de aliviar el dolor de aquel que es dejado atras, de aquel que es olvidado, vendar las heridas del infortunado. Tal vez mi ofrenda no sea mayor que la de la mujer ramera que lavo los pies de Jesus con sus lagrimas y sus perfumes, pero que aun asi fue llamada "bienaventurada". Yo se que estos labios profanos, por algun motivo, han logrado hablar palabras deleitosas al Trono de Gracia, ojala que al final, llegue a ser como ella y ser llamado bienaventurado tambien. Yo se que no soy precisamente de los que van en crucero o en avion presidencial al cielo, mas bien en mi humilde carro de mano sigo empujando; solamente espero que mis hombros puedan tener la fuerza para cargar a aquellos que perecen...